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Desde pequeño siempre ha tenido un sueño: convertirse en piloto militar

Desde pequeño siempre ha tenido un sueño: convertirse en piloto militar

“Cuando era pequeño, me gustaba observar los aviones y helicópteros que llegaban y salían del Fuerte Militar de Tolemaida, el rugir de los motores de estas aeronaves sin duda aceleraba mi corazón, me daba emoción ver lo grandes que eran ante mis ojos y lo cerca que estaban de mi”: Subrigadier Andrés Felipe Sánchez Triana.

Este joven bogotano, de tan solo 20 años, está cada vez más cerca de alcanzar su sueño, convertirse en piloto militar de su gloriosa Fuerza Aérea Colombiana.

¿Cómo surgió el deseo por convertirse en piloto militar?

Siempre he estado rodeado de militares, mi padre es sargento Primero del Ejercito Nacional, en uso de buen retiro, una tía es de grado Mayor de esta misma Institución y mi familia tiene amigos cercanos de la Fuerza Aérea Colombiana quienes me han inculcado e inspirado muchas cosas que hoy en día ya forman parte de mi vida.

Cuando era pequeño, recuerdo que me gustaba jugar videojuegos de aviones y era muy bueno con los simuladores. Siempre que jugaba, tomaba el papel de piloto muy en serio, me concentraba tanto que lograba cada una de las misiones del juego. Cada vez que me preguntaban que quería ser cuando fuera grande, decía que Piloto de la Fuerza Aérea o Ingeniero Civil como mi padre.

¿Cómo ingresó a la Escuela Militar de Aviación “Marco Fidel Suárez”?   

Una vez culminé el bachillerato, lo único que quería era presentarme a la Fuerza Aérea Colombiana como Oficial, mis padres me vieron tan decidido de lo que quería que no tuvieron más opción que apoyarme, decían que seria el orgullo de la familia.   

Me presenté la primera vez al curso Regular de Oficiales No 94 y no fui seleccionado; así que decidí iniciar mis estudios en la Universidad Militar en la carrera de Ingeniería Civil, mientras intentaba nuevamente presentarme a la FAC y proyectarme para ser piloto.

¿Cómo ha sido su proceso de formación?

Haber logrado ingresar al alma máter de la Oficialidad significó todo para mí, desde ese 14 de enero de 2019 cuando mi padre me dio la noticia de que había pasado, supe que tenía que hacer las cosas bien y con mi propio esfuerzo; así que me propuse ser el mejor entre mis compañeros, destacarme es muchos aspectos y sobresalir por mis capacidades y ganas de salir adelante. Sabía que no podía defraudar a cada una de las personas que habían confiado en mí y a pesar de contar con familia militar, nunca quise que intervinieran durante mi proceso de formación en la EMAVI.

La Escuela ha significado muchos retos para mí y es muy satisfactorio decir que nada me ha quedado grande, todo lo que me he propuesto lo he logrado y esto es gracias a la dedicación, compromiso y responsabilidad que siempre me han caracterizado.

Académicamente siempre me ha ido muy bien, año tras año me consagro más en mi estudio porque cada vez son más los retos y las exigencias; sobre todo cuando se inicia la fase de vuelo, en la que se requiere toda la atención, cuidado y concentración.

¿Cómo ha sido la experiencia de volar?

Siempre quise volar en el avión de entrenamiento T-90 Calima y lo logré; con él, pude realizar el Curso Básico de Instrucción Primaria de Vuelo, donde descubrí mis capacidades y habilidades para maniobrar en estas aeronaves. Ahí despertó más mi amor por surcar el cielo, y empecé a disfrutar cada vuelo al lado de los mejores Instructores Militares.

Volar para mí, nunca ha sido difícil; al contrario, es una de las experiencias mas maravillosas que he vivido en la Escuela. Para volar simplemente se requiere capacidad de adaptación, disciplina, perseverancia y voluntad por hacer las cosas bien.

Siempre he tenido claro lo que quiero hacer y hasta donde quiero llegar, nunca he dudado un solo segundo de mis capacidades, confío plenamente en lo aprendido.

 ¿Qué opina de sus Instructores?

Son Oficiales muy profesionales con gran experiencia, el Instructor es fundamental dentro de nuestro proceso de formación, es quien desde un inicio nos provee los conocimientos y las herramientas necesarias para aprender a volar; gracias a ellos, descubrimos nuestras habilidades y enfrentarnos nuestros miedos. Son nuestros guías, con quienes por primera vez descubrimos la verdadera magia de volar.

¿Qué se viene ahora para el Subrigadier Sánchez?

En el Comando Aéreo de Combate No 1, iniciaré una nueva etapa de formación en el vuelo, en la aeronave de entrenamiento que adquirió la Fuerza Aérea Colombiana, el Texan T6-C.

Un reto más, que asumo con alegría, ya que es la última fase de mi formación, en la que no caben los errores, un año que recompensará todo el sacrifico realizado para alcanzar mi único y más anhelado sueño, convertirme en Oficial de mi Fuerza Aérea Colombiana, con alas de piloto militar.

Autor
Comunicaciones Estratégicas EMAVI

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