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La historia de la Escuela Militar de Aviación bajo el lente del Jefe Bedoya

La historia de la Escuela Militar de Aviación bajo el lente del Jefe Bedoya

Un Suboficial íntegro, honorable, intachable, que ha dedicado su vida entera a preservar, respetar, defender y dar a conocer los principales sucesos históricos ocurridos en la Fuerza Aérea Colombiana, su mayor amor, después de su familia; lo anima, le da fuerza y lo llena de motivación y orgullo, por haber pertenecido y continuar laborando defendiendo su bandera, principios y valores.

Hablamos del Técnico Jefe de la Reserva Activa Reynel Bedoya Gaviria, ejemplo de tesón, responsabilidad y entrega, ha sabido establecer una justa medida entre su familia, la Institución, amigos y compañeros. Contrajo matrimonio con la señora Amparo Muñoz, estableciendo un lindo hogar de cuya unión provienen tres hijos: Lorena Patricia, Paola Andrea y Andrés Felipe, actualmente Capitán de Corbeta de la Armada Nacional.

Nacido el 16 de julio de 1947 en la ciudad de Palmira Valle, ingresó al curso N° 6 de Infantería de Aviación de Suboficiales de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), en marzo de 1967, con el indeclinable deseo de servicio a la patria, luego de un breve recorrido como Grumete de la Armada Nacional y de la Compañía Nacional de Navegación con sede en Barranquilla.

En enero de 1964, ingresó al Centro de Entrenamiento Naval ARC Barranquilla, hoy Escuela Naval de Suboficiales, como integrante del curso 72 de Grumetes, ese mismo año, fue trasladado a Cartagena y embarcado en la Fragata ARC Almirante Brion, para continuar con su formación y recibir el curso de entrenamiento a bordo. A raíz del encallamiento y pérdida del ARC Almirante Padilla en Cayo Bolívar San Andrés, su curso fue redistribuido en otros buques y su nueva destinación fue el ARC 7 de Agosto.

Ese mismo año, en noviembre, dispusieron el traslado del buque a los astilleros Bethel Steell en el puerto de Baltimore Maryland Estados Unidos, durante su recorrido, hizo escala en Guantamo Cuba, navegó por el mar de Bahamas hasta llegar a la Base Naval de Norfolk y finalmente Baltimore. Al año siguiente, en abril, el buque regresó a Cartagena, donde el Grumete Bedoya decidió su retiro en el mes de julio para buscar nuevas oportunidades con la Compañía Nacional de Navegación en el barco Tolima, dedicado al transporte de sal desde Manaure, Guajira hasta Tumaco, Nariño.

En marzo de 1967, en el puerto de Buenaventura, conoció al Capitán Pastor Duarte, acompañado por el Cabo Primero Díaz, integrantes de la Fuerza Aérea Colombiana, con quien había compartido en la Armada Nacional y de quienes recibe la invitación para hacer parte del Curso N° 6 de Suboficiales Combatientes, hoy Seguridad y Defensa de Bases. Fue así, como en el mes de mayo, ingresó al Centro de Instrucción de Suboficiales de la Fuerza Aérea, para recibir en diciembre el título de Suboficial Combatiente con el grado de Cabo Segundo, cumpliendo de esta manera, su eterno sueño de ser parte activa de las Fuerzas Militares de Colombia y recibir como primera destinación, la base del Comando Aéreo de Mantenimiento, hasta junio de 1968, año en que fue destinado a la Escuela Militar de Aviación (EMAVI) en Cali.

Una vez radicado en Cali, realizó distintas labores: funciones administrativas en el fondo rotatorio, despachador de aeronaves, ecónomo del casino de Oficiales; funciones que desarrolló con total entrega y dedicación, lo que permitió un crecimiento personal y profesional, que le merece la confianza de sus superiores. Posteriormente fue trasladado a Madrid, Cundinamarca, donde se desempeñó como Jefe de Personal del Centro de Instrucción Militar de la FAC, luego, fue trasladado al Comando para recibir una delicada misión al ser nombrado como Jefe de Correspondencia del Comandante FAC y auxiliar de protocolo y ceremonial militar.

Tiempo después, la Institución requirió de su servicio en el alma mater de los Oficiales de la Fuerza Aérea Colombiana, EMAVI, fue así como regresó para desempeñar labores como Jefe de la Sección de Contrainteligencia, profesor de Reglamentos Militares del personal de cadetes, Jefe de la Sección de Audiovisuales y Publicaciones, Jefe Correspondencia y archivo del Director de la Escuela.

A lo largo de su carrera se ha capacitado en diferentes cursos y especialidades, su pasión por el arte de la fotografía, lo llevó a prepararse y ganarse grandes logros, reconocimientos y éxitos. Realizó cursos de criptografía en el Instituto Militar Aeronáutico, fotografía básica en el sistema blanco y negro con el Comando General de las Fuerzas Militares (CGFM), un curso avanzado para medios audiovisuales con la Fuerza Aérea de Estados Unidos en la Base Howard, ubicada en la zona del Canal de Panamá, más tarde, se especializó en televisión educativa y gráficas en Inravision y muchos otros cursos que le posicionaron dentro y fuera de la Institución por su profesionalismo y responsabilidad de su trabajo.

Su trayectoria profesional, está investida de grandes éxitos, se destacó por sus trabajos de reportaría documental en el viaje geoestratégico de los cadetes en el año de 1983, recorriendo Estados Unidos y Canadá. Ha participado con la recopilación de material fotográfico para diferentes ediciones de la revista Aguiluchos, proyectos de difusión, boletines y almanaques de EMAVI y de la FAC; trabajó la fotografía aérea institucional, comercial, social, con diferentes entidades y empresas, como el Departamento de Planeación Municipal y Departamental, y trabajos sociales.

Es así, como el Jefe, ha sido fiel testigo de los sucesos más importantes que marcaron la historia de la Escuela Militar de Aviación; con su cámara “Pentax k1000” y con un rollo de 36 fotos, capturó la llegada a la Escuela del Papa Juan Pablo II, quien en el año de 1986 arribó en el avión presidencial Fokker 20 FAC 001. Sin lugar a dudas, es el único testigo de la impresión de las miles de emociones jóvenes que han alcanzado su máximo logro de ser Oficial de la Fuerza Aérea Colombiana. Hoy reposa en su archivo su legado más preciado materializado en sus fotografías; actualmente, Bedoya nos acompaña con el mismo amor, pasión, entrega y compromiso, el mismo que sintió al dar su primer flashazo.

Honor y gloria quien lo merece, en este caso un merecido y tardío reconocimiento el Técnico Jefe, Reynel Bedoya, su intachable carrera, su envidiable memoria, el amor y entrega por la Institución, guardián de un sinnúmero de conocimientos de los principales sucesos de la Fuerza, son ejemplo para generaciones de Oficiales y Suboficiales que han crecido viendo su recorrido diario por la Unidad, la Escuela Militar de Aviación y la Fuerza Aérea Colombiana reconocen su aporte que ha quedado plasmado en la historia.

Autor
Comunicaciones Estratégicas EMAVI

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